Blog sobre Historia medieval, Órdenes militares, Derecho Nobiliario y Premial o Heráldica y Genealogía
martes, 2 de mayo de 2023
LOS MONJES GUERREROS DEL “MARE HOSPITALIS”; LA SOBERANA ORDEN DE MALTA,"TUITIO FIDEI ET OBSEQUIUM PAUPERUM"
Fundada en el S. XI en Jerusalén por comerciantes amalfilanos, la Soberana y Militar Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta nació con carácter de hermandad religiosa y una misión a cumplir que quedó recogida y resumida en su lema “Tuitio Fidei et Obsequium Pauperum”: Testimonio y defensa de la fe y asistencia a los necesitados.
El germen de esta Orden se remonta a las Cruzadas en el año 1048 cuando cuatro mercaderes de Amalfí, comuna y archidiócesis italiana, solicitaron permiso para asistir a los peregrinos cristianos que llegaban a los Santos Lugares, y con ese fin transformaron un hospicio de Jerusalén en hospital consagrándolo a San Juan Bautista.
Uno de estos mercaderes, Gerardo Tum, posteriormente beato, se hizo cargo de la transformación del edificio, de la posterior organización de la congregación religiosa y de ofrendarla al santo, por lo que recibió el reconocimiento del papa Pascual II en 1113, mediante la bula “Geraudo institutori ac praeposito Hirosolimitani Xenodochii” renovada y confirmada posteriormente por Calixto II, y fue considerado el fundador de la Orden.
Adoptaron sus monjes la Regla de San Agustín, vistieron el hábito negro y una cruz de paño blanco con ocho puntas, las ocho bienaventuranzas, y asumieron los tres votos que debían regir sus vidas: pobreza, castidad y obediencia.
Con el tiempo, de la misma manera que lo hicieron los caballeros del Temple, quisieron asumir un cuarto voto, el de las armas, convirtiéndose como ellos en monjes guerreros cuya misión sería la de proteger las vías de comunicación y los centros médicos de Jerusalén.
En el S. XII la Orden del Hospital, junto con El Cister y las Órdenes militares, fue una de las instituciones eclesiásticas que más simpatías despertaron en la sociedad de la época por lo que fueron beneficiados sus caballeros Sanjuanistas con innumerables donaciones de particulares y también de reyes y nobles que cedieron castillos y villas enteras. Esto les permitió contar con una más que abultada farmacopea, establecer camas individuales para los enfermos y empezar a atender parturientas, gestos estos que les proporcionaron una indudable fama de innovadores y visionarios, pero que no evitaron que fueran expulsados como todos los cristianos de Tierra Santa por el Islam.
Su siguiente parada fue Chipre y después Rodas donde construyeron nuevos hospitales y contaron con una imponente flota para combatir por mar al enemigo musulmán. Durante mucho tiempo fueron considerados como “la policía del Mediterráneo”.
Los miembros de esta Orden Sanjuanista fueron en sus orígenes conocidos como caballeros hospitalarios, después de la conquista de la isla de Rodas, como caballeros de Rodas y tras su salida de la isla griega, expulsados por los turcos en 1523, como caballeros de la Orden de Malta debido a la cesión en feudo y a perpetuidad que les hizo el rey Carlos V del archipiélago maltés en 1530. A cambio el monarca puso como condición que cumpliesen sin desfallecer con su religión y sus ideales y que anualmente le entregasen como tributo un halcón maltés adiestrado para la cetrería, donación que debía hacerse en fecha de Todos los Santos.
Después de ser investido caballero de esta Orden hospitalaria, Carlos V se comprometió además a proporcionarle apoyo militar y financiero llegando a convertirse en su principal benefactor. Como contraprestación y en agradecimiento la Orden de Malta lo apoyó en sus campañas militares en el norte de África y en Europa central, afrontando desafíos comunes entre ellos el de frenar las incursiones del Imperio Otomano en el Mediterráneo.
Siguió creciendo el patrimonio de la Orden y lo hizo durante toda la Baja Edad Media lo que le permitió expandirse por toda Europa. Contó además con el apoyo del Pontificado que decidió incorporar a su ya abultado legado el caudal de otras Órdenes religiosas, tal es el caso de los bienes de la Orden del Temple, disuelta por el papa Clemente V, aunque se exceptuó de esta cesión aquellos con los que contaba la Orden templaria en la Península Ibérica.
Además de por su trabajo humanitario, la Orden maltesa es conocida por sus antiguas tradiciones, ceremonias y rituales, que incluyen la celebración anual de la Misa de la Espada, en la que se bendicen las armas de sus caballeros y porque otorga honores, con la finalidad de reconocer a aquellos que hayan prestado servicios humanitarios y caritativos excepcionales, y entre ellos destaca la Cruz de la Orden como máximo privilegio.
A partir de 1935 despliega una intensa actividad diplomática que la lleva a establecer embajadas en más de cien países, y a ser reconocida por organizaciones internacionales como la ONU o el Consejo de Europa, lo que le otorga un estatus de sujeto de Derecho Internacional y a ser considerada como entidad soberana con sede en Italia, no sujeta a la autoridad de ningún Estado, que dispone de su propia estructura gubernamental, incluyendo un gran maestre, un consejo soberano y una asamblea general, su propia moneda, pasaporte diplomático, correo, derecho a utilizar placas de matrícula con las siglas SMOM en sus vehículos oficiales, himno y bandera, además de contar con unos 13.500 miembros y más de 100.000 voluntarios.
Actualmente está involucrada en varias actividades humanitarias, incluyendo el cuidado de enfermos y heridos, y es reconocida por sus servicios de ambulancia y atención médica de emergencia en todo el mundo.
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