viernes, 15 de julio de 2022

LOS CABALLEROS DE LA ORDEN DE ALCÁNTARA, PERSPECTIVA ACTUAL Y CONDICIONES DE INGRESO A DIA DE HOY.



No se le escapa al lector que las Órdenes Militares castellanas han sobrevivido a un periplo histórico desigual superando monarquías absolutistas, desamortizaciones, repúblicas, concordatos, guerras civiles y dictaduras.

En la actualidad a través de acuerdos Iglesia-Estado subsisten los Prioratos de estas Órdenes, creándose en 1980 el Obispado de Ciudad Real y quedando establecido que su Obispo mantendrá el título de Prior de las cuatro, siendo el Rey Felipe VI el Gran Maestre y su administrador perpetuo. Podemos considerarlas, por tanto, instituciones religiosas de Derecho Pontificio pertenecientes a la Iglesia Católica.

Nos Indicia el autor Vargas – Zúñiga y Mendoza en su obra “La Orden de Alcántara y el Real Consejo de las Órdenes, una perspectiva actual” que esta Orden cuenta actualmente con 46 caballeros; 30 profesos y 16 novicios. Y de esos 46, 20 son extremeños o están vinculados estrechamente con Extremadura. Desde el S. XIX ya no cuenta esta Orden con religiosos.

Jerárquicamente tiene a la cabeza al Maestre y a tres dignidades: el Comendador Mayor, el Clavero y el Alférez, contando además con un Secretario y un Tesorero, ambos caballeros profesos de la Orden.

Los caballeros antes de su ingreso son preparados con unas charlas en las que se les advertirá, entre otros asuntos, de sus futuras obligaciones en las ceremonias de toma de hábito y posterior profesión, después de un año de noviciado. Ambas ceremonias mantienen el mismo ritual utilizado desde hace siglos.

También nos indica este autor que en las ceremonias religiosas los caballeros de la Orden de Alcántara visten el tradicional hábito que se compone de:

“Un escapulario blanco con la cruz flordelisada verde en el pecho. Un manto capitular también blanco, abierto por delante y abrochado con pasamanería. La cruz se sitúa en el lado izquierdo. Sujetos al cuello se llevan unos cordones acabados en dos borlones. En la cabeza se porta un birrete hexagonal con la cruz en el frente y una borla. Los novicios lo llevan blanco en su totalidad, y los profesos blancos con borla y vivos verdes. El birrete de las tres dignidades es negro con vivos y borla verde. En las manos se visten guantes blancos.

El escapulario es símbolo de desapego a lo material y terrenal. El manto capitular símbolo de recogimiento, humildad y obediencia. Los cordones simbolizan el compromiso contraído y lazo de unión con Dios. El birrete cubre la cabeza en señal de respeto y los guantes la desnudez de las manos.”

Siendo este hábito la mortaja del caballero en la hora de la muerte.

En las ceremonias civiles solemnes y actos protocolarios asisten de chaqué con la cruz de tela en el costado izquierdo. Suele ser costumbre también lucir en el ojal una pequeña venera con la cruz flordelisada verde de la Orden.

Las condiciones de ingreso han sufrido algunos cambios, pero en lo fundamental se mantienen bastante análogas a las de antaño.

El aspirante al hábito de caballero de la Orden de Alcántara ha de ser varón, español y mayor de edad. La merced de hábito se solicita por el mismo pretendiente al Rey y si procede, se concede después del trámite de las probanzas, aunque se sigue manteniendo la posibilidad de conceder dicha merced por parte del Monarca a su libre criterio.

Los requisitos exigidos siguen siendo prueba de legitimidad, cristiandad, limpieza de sangre y nobleza e hidalguía de sangre y no de privilegio, así como no haber desempeñado ni el pretendiente ni sus ascendientes, padres y abuelos, oficios viles o mecánicos – limpieza de oficios-.

Será necesario para las probanzas incorporar al expediente partidas de nacimiento, bautismo y matrimonio católico de aspirante y sus ascendientes hasta enlazar con las pruebas de nobleza e hidalguía. Las partidas deben ser sacramentales, literales y tienen que estar debidamente legalizadas. La Nobleza debe quedar probada con documentos fehacientes conservados en archivos públicos

Sigue siendo necesario incorporar al expediente la diligencia de armas. Estas se probarán mediante certificados notariales y del Registro de la Propiedad que serán examinados y comprobados concienzudamente por los Informantes.

Toda esta documentación deberá ser entregada por el pretendiente en la Secretaría del Real Consejo.

En la actualidad el interrogatorio realizado por los Informantes ya no queda reflejado en el expediente de pruebas, pero el Fiscal y estos continúan realizando sus averiguaciones aportando prueba testifical y documental.

En el antiguo ritual los Informantes debían ambos pertenecer a la Orden de Alcántara, debían ser uno religioso y el otro caballero profeso, actualmente bastará con que uno de ellos pertenezca a la Orden.

Examinada la documentación aportada por el aspirante, y después de ser analizada por los Informantes con detenimiento y meticulosidad, estos elaborarán un informe que elevarán al Fiscal. Si a juicio de este tanto el informe como el expediente son aptos se remitirán al Consejo de la Orden. Si alguno de los dos informes presentara errores o carencias, se invitará al pretendiente a que los subsane y/o aporte más pruebas.

Remitida la documentación al Consejo este emitirá un segundo informe alegando la idoneidad del pretendiente, si por idóneo lo tuvieren, y ambos informes y el expediente de pruebas se harán llegar al Rey a través del Secretario del Consejo. El Monarca firmará la merced de hábito y el título de caballero en el mismo acto si estima la aptitud del pretendiente.

Conviene no olvidar que en siglos anteriores era necesario haber obtenido la merced de hábito para poder iniciar y tramitar el expediente de pruebas que abriría la puerta al otorgamiento del privilegio, con no pocas diligencias intermedias como expedientillos o datas de hábito. Hoy toda esta burocracia ha desaparecido.

Si no es concedida la merced de hábito o el título de caballero por el Rey, el expediente se archivará quedando a disposición del pretendiente siendo posible quedarlo condicionado a la aportación de nuevas pruebas de nobleza, hidalguía, armas etc.

La Orden de Alcántara ya desprovista de bienes muebles o inmuebles, se mantiene con las cuotas anuales de sus caballeros a los que se les sigue solicitando muestras de vida cristiana y rectitud moral, pudiendo ser apercibidos o incluso invitados a abandonar la Orden a aquellos que no las observasen.