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lunes, 22 de agosto de 2022

LA PÉRDIDA Y SUSTRACCIÓN DE LOS ARCHIVOS DE LA ORDEN MILITAR DE ALCÁNTARA, FALSOS MITOS Y CREENCIAS



Hasta ahora se ha tenido como cierta la creencia de que gran parte de los archivos de la Orden de Alcántara desapareció durante la Guerra de la Independencia, pero después de ahondar en el gran trabajo de investigación realizado por D. Dionisio Martín Prieto, D. José María López de Zuazo y Algar y D. Bartolomé Miranda Díaz que lleva por título “Supuesta pérdida y dispersión de los archivos de la Orden Militar de Alcántara desde 1807”, se puede deducir que esta teoría es errónea. Quiero hacer constar que mi único afán es exponer muy resumidamente lo que a ellos les habrá supuesto un gran esfuerzo temporal en su labor de investigación.

Pues bien, después de la Reconquista de Alcántara, a principios del S. XIII, la Orden del Pereiro trasladó su convento matriz, situado en la localidad del mismo nombre en la ribera del rio Coa, a la villa del puente romano pasando a llamarse esta Orden del Pereiro y Alcántara y finalmente sólo de Alcántara. Situó su sede, como es bien conocido, en el Sacro Convento de San Benito sito en esta localidad Cacereña y en él, el Archivo de la Orden en el que quedaron custodiados no sólo documentos, también dinero y otros bienes pertenecientes a esta.

Por frey Alonso de Torres y Tapia, prior de la Orden de Alcántara hasta su muerte en 1638 y cronista de esta, se sabe que el lugar donde se ubicó el Archivo de papeles fue el claustro bajo entre la portería y la iglesia del Conventual. Durante la guerra de Sucesión fue alcanzado este por una bomba justamente en el flanco sur del claustro donde estaba el Archivo y se perdieron algunos documentos.

Se realizaron varios inventarios durante el tiempo que permaneció el Archivo en el Sacro Convento, uno de los más importantes fue el que realizó Alonso Antonio Mateos, experto en letras antiguas, en 1749 que inventarió, resumió y rotuló todos los documentos quedando el Archivo organizado en doce papeleras y dos estantes que fueron reubicados en la sala prioral alta. El libro índice de este se encuentra conservado en el A.H.N.

El Archivo se mantuvo sin alteraciones hasta la guerra de la Independencia, durante la que el ejército francés al mando del general Junot en su paso para ocupar Portugal en 1807, entró en Alcántara y de este hecho nace la tan rememorada anécdota "del recetario" que sustrajeron los franceses con las recetas tradicionales de la cocina alcantarina y que el famoso cocinero Auguste Escoffier popularizó años después haciéndolas suyas. También se popularizó la creencia de que fue este ejército el que expolió el Archivo custodiado en el Convento, pero sostienen los autores anteriormente citados que, si esto hubiera ocurrido realmente el prior y los demás freiles no hubieran permitido que documentación importante como bulas, privilegios, escrituras, rentas de yerbas etc. hubieran caído en manos francesas porque toda ella daba fe de sus propiedades y derechos. Por otro lado, tampoco existe ningún escrito del prior narrando semejante desastre que, de haber ocurrido, hubiera sido elevado por este al Consejo de Ordenes.

Sostienen estos autores que es posible que hubiera una entrega pactada e irrelevante de documentación por parte del prior a los franceses, que posteriormente exageraron para mitificar su potencial como ejército.

La verdadera destrucción del Archivo empieza cuando el gobierno liberal de Riego decretó en 1820, dentro del Trienio Liberal, la supresión de todos los conventos incluidos los de las Órdenes Militares. Durante este Trienio se produjeron robos de los bienes y reliquias de las iglesias, destrucciones de retablos y sustracción de libros y documentos. El edificio del Conventual paso por ello, pero no pudo ser vendido por su alto valor y fue destinado a Contaduría de Rentas, cárcel, juzgados, almacén militar e incluso en algún momento a salón de baile para representaciones teatrales.

Retomado el poder absoluto por Fernando VII en 1823, se restablece el Real Consejo de Órdenes Militares y con ello sus conventos y monasterios. Sin embargo, el golpe certero llegaría con los decretos del 25 de julio y 11 de diciembre de 1835 cuando los desamortizadores volvieron a suprimir los monasterios y conventos y destinaron sus bienes a saldar la deuda pública y al mantenimiento de las tropas Isabelinas durante las guerras Carlistas. En 1838 se devolvieron a los conventos matrices los documentos que no tuvieron interés para la administración pública.

Vuelve por tanto el Archivo a Alcántara, pero cinco años después, el gobernador eclesiástico D. Francisco Sánchez Arjona manifiesta al Tribunal de Órdenes su preocupación por el abandono del Convento y el estado de deterioro de su Archivo, este Tribunal atendiendo la petición de Sánchez Arjona, aprueba su traslado a Madrid y así en 1836 empieza a remitir documentación al A.H.N. y otros archivos como el de Pruebas y Pleitos de Toledo, donde fue nuevamente ordenada y clasificada en un largo proceso que, todavía continua a día de hoy.

Por todo lo expuesto podemos concluir que la destrucción del Archivo de la Orden de Alcántara no se produjo tanto por el ejército francés durante la Guerra de la Independencia y sí más por los decretos desamortizadores del pasado S. XIX que descompusieron sus fondos documentales propiciando el extravío de muchos y la apropiación de otros por manos particulares.

miércoles, 30 de marzo de 2022

ANÁLISIS HERÁLDICO DE LAS ARMAS DEL BRIGADIER Y CABALLERO DE ALCÁNTARA , D. JUAN DE AMARILLA Y PRECIADO



Antes de empezar el análisis será necesario hacer una apreciación importante para su comprensión. La forma de describir un escudo heráldico se hace desde la perspectiva del que lo empuña no de la del que lo observa, de tal manera que los cuarteles sufrirán en su descripción heráldica un efecto “espejo” es decir, el cuartel siniestro superior para el observador será el diestro superior para el descriptor y el diestro superior para el observador será el siniestro superior para el descriptor. Hagamos, por tanto, el ejercicio de colocarnos detrás del escudo como si lo empuñásemos, y podremos entender la visualización de los cuarteles desde el punto de vista heráldico con facilidad.

Así:

Para el descriptor heráldico:


Dicho esto, pasemos a analizar el escudo de armas cuartelado en cruz del Brigadier. Observamos que en el cuartel diestro superior perteneciente al apellido AMARILLA y en el diestro inferior perteneciente al apellido HUERTOS, aparecen figuras de arquitectura heráldica, concretamente castillos. Para que esta figuras puedan recibir el nombre de “castillo” deben tener dos o tres torres, como es el caso, será más alta la de en medio que se denomina torre del homenaje y las dos que la flanquean serán gemelas.

El castillo representa en heráldica a la fortaleza, grandeza o elevación y denota el asilo y la salvaguardia no sólo de su dueño, también de sus amigos y vecinos que se retirarán a ellos para evitar la persecución de los enemigos.

Si el castillo es de oro las puertas y ventanas han de pintarse en gules, si lo fuere de plata, como es el caso, en sable y si el castillo es de color las puertas y ventanas han de ser en metal.

En el cuartel diestro superior que representa a el apellido AMARILLA, el castillo es de plata mazonado de sable, y en el diestro inferior, que representa a el apellido HUERTOS, también lo es y en ambos casos los castillos van donjonados de tres torres como signo de constancia y magnanimidad del hombre que ofrece su cuerpo y su vida en defensa del Rey y de la Patria.

Se puede observar en los dos cuarteles diestros que los castillos están coronados por una estrella sobre la torre del centro. En ambos casos es de ocho puntas dato que curiosamente no queda reflejado en la diligencia de armas del aspirante a Caballero de la Orden militar de Alcántara, expediente 113 moderno.

García Carraffa indica en su obra "Enciclopedia heráldica y genealógica hispanoamericana", concretamente en la página 91, que:

“las estrellas por regla general constarán  de cinco rayos pero también pueden ser de seis u ocho en cuyo caso será necesario especificar su número al blasonarlas.” 
Indica también este autor que la figura natural de la estrella es la imagen de la grandeza y la verdad y simboliza la prudencia.

Según Riquer es considerada el complemento equilibrado entre el mundo sensible y el insensible, siendo característica de la heráldica catalana. Ha de apoyarse necesariamente sobre uno solo de estos rayos, es lo que Garma y Durán denomina "posición inestable".

En el cuartel diestro superior perteneciente al apellido AMARILLA además del castillo donjonado por tres torres aparece un San Juan con un cordero a los pies, se trata de San Juan Bautista puesto que San Juan Evangelista se representa con un Águila. En heráldica se blasona como “Agnus Dei” que significa Cordero de Dios y simboliza el sacrificio por el pecado de los hombres. Curiosamente, y de acuerdo con el estudio de la heráldica gentilicia española realizado por Luis Valero de Bernabé, AMARILLA es el único apellido extremeño en el que aparece una figura humana referente a un santo.

El "Agnus Dei" o Cordero Pascual símbolo de Jesús, el Buen Pastor, en heráldica suele representarse bajo la forma de un cordero de plata, con la pata delantera algo levantada y sosteniendo un estandarte de azur. Queda descrito en la diligencia de armas de Juan de Amarilla literalmente de la siguiente manera:

"Cuartel en campo de gules y un castillo de plata mazonado de sable donjonado de tres torres, y el todo almenado de lo mismo y sobre la del centro que es mayor una estrella de plata. Al lado un San Juan al natural  con el faldete de pieles y sostenido de la diestra de una de las torres, coronado de una diadema rayonada de oro con un cordero a los pies de plata y una bandera de azur con lema “Ecce Agnus Dei” surmontada  el acta de una cruz de oro y el todo sobre una terraza de sinople sombreada de sable y es el mismo que usan y han usado siempre la familia de AMARILLA.” 

En el cuartel siniestro superior en el que se representan las armas del apellido PRECIADO se observan tres flores de lis dos en jefe y una en punta siguiendo la cuarta ley heráldica recogida en la enciclopedia de García Carraffa, ya citada, en su página 218 cuyo enunciado expone:

Las figuras cuyo número es impar y que no son piezas honorables se deben poner en el sentido de estas y en el de los puntos del escudo, ejemplo tres rosas, tres tornillos o tres flores de lis que se pondrán dos en jefe y uno en punta.”

La descripción heráldica exacta de este apellido recogida en la obra “Nobiliario de Extremadura” de A. Barredo de Valenzuela y A. Alonso es:

“En sable, una mano de plata, empuñando una estaca de color natural acompañada de tres flores de lis de plata, dos en jefe y en faja y una en punta.”
La figura de la mano de plata empuñando un arma sustituye la representación de la figura humana y sirve para representar al combatiente. Según Garma y Durán es símbolo de fortaleza y generosidad como parte del cuerpo humano con la que se realizan los mayores esfuerzos.

La descripción heráldica de este cuartel en la diligencia de armas es la siguiente:

"Trae de sinople en un solo cuartel una mano de carnación en el centro armada de una cuchilla o alfanje de plata levantada de la punta, con tres flores de lis de lo mismo las dos en el cantón diestro y siniestro del jefe y la tercera en la punta.” …

El cuartel diestro inferior perteneciente a las armas del apellido HUERTOS queda descrito en la diligencia de armas a este tenor:

"Cuartel que trae de sinople un castillo de plata, mazonado de sable donjonado de tres torres el todo del mismo y sobre la del centro una estrella de plata, acostado de un león, al parecer de oro, lampasado y armado de lo mismo y sostenido el todo de una terraza moviente de plata sombreada de azur correspondiente al apellido HUERTOS.”

Destacar en esta descripción la figura del león acostado porque es raro encontrarlo acompañando a una figura honorable como un castillo, adoptando un papel secundario. 

Antes de continuar con el análisis del último cuartel, reseñar que de acuerdo con los apellidos del los padres del Brigadier, Francisco Antonio de Amarilla y Huertos y Ana Joaquina Preciado Figueroa, este debería contener las armas del apellido FIGUEROA y sin embargo recoge las de su abuela materna María Ruiz-Plano. Esto puede deberse a que hasta la promulgación de la primera Ley del Registro Civil de 1870, no existía orden de prelación en los apellidos españoles y tampoco era obligatorio adoptar los de ambos progenitores, pudiendo ser alguno de ellos el de los abuelos paternos o maternos, como es el caso.

Pasamos ya a analizar el cuartel diestro inferior de este escudo de armas que representa a el apellido PLANO o RUIZ-PLANO descrito en el “Nobiliario de Extremadura” como:

“ En gules, una terraza de sinople,  con varios árboles y un león de oro superados de cuatro palos recortados del mismo metal.” 

La figura de la tabla o palo recortado cuyo extremo no llega al borde del cuartel también denominado bastón generalmente se representa en agrupaciones de cuatro, debajo de estos un león rampante figura heráldica que el Marqués de Avilés considera "símbolo de la soberanía, la autoridad, la magnanimidad y la vigilancia denotando al caballero clemente que perdona a los que  le humillan y destruye a los que se le resisten."

Queda descrito este cuartel en la diligencia de armas así:

“Trae de gules un león de oro lampasado y armado de lo mismo, sobre una terraza moviente de sinople y palado de cuatro palos de oro. Sobre el jefe los dos menores y los del centro mayores, y son propios del apellido PLANO."

El término "lampasado" indica que el león está representado con la lengua fuera de la boca y con distinto esmalte que el resto del cuerpo. Obsérvese que en este cuartel, a diferencia del diestro inferior del apellido HUERTOS, el león ocupa el centro y cubre con su forma la mayor parte del campo según el principio de amplitud, aunque sin llegar nunca a tocar los bordes ni aproximarse a ellos.

Se dibuja de un solo esmalte, aunque coloreando con otro diferente su lengua. La utilización del león como figura heráldica representa la idea de nobleza y dominio que está relacionada con este animal. Según Pastoreau más del 15 por ciento de los escudos medievales llevan un león conviertiéndose en el símbolo de poder emanado de sus propios actos de los príncipes y caballeros.